La angustia existencial, el motor de nuestros
cambios
La Metamorfosis de Franz Kafka
Guadalupe Lola Pereira
Las obras de Franz Kafka fueron de las
más influyentes en el siglo XX. En ellas, abarca temas complejos como la
condición del hombre contemporáneo, la culpa, la angustia, la muerte, la
burocracia, entre otros. En este caso, hablaremos del rol que cumple la
angustia existencial en La Metamorfosis.
En esta historia, de la noche a la mañana,
Gregor Samsa se ve convertido en un insecto, por lo que de ahí en adelante las
cosas serían muy distintas. Quedó encerrado en su habitación, ya no podía ir a
trabajar para mantener a su familia, ni relacionarse con ellos; no tenía cómo
comunicarse. Poco a poco la familia dejaba de tener interés por él, había
dejado de serles útil, ahora simplemente era un insecto, y Gregor no podía
hacer nada al respecto más que aceptar su destino. Él tenía una gran
responsabilidad con su familia, razón por la cual empezó a sentirse como una
carga para ellos, sobre todo en las dificultades económicas, porque ya no
contaban con su gran aporte. Gregor comienza a cuestionar su existencia. ¿Acaso
tal repugnante insecto podría beneficiar a su familia en algún aspecto? Empezó
a angustiarse y rendirse, ya no tenía voluntad de esforzarse, luego de ver que
no podía hacer nada con respecto a esta nueva realidad. Además, con el paso del
tiempo, dejó de contar con el apoyo de su familia; cada vez eran menos las
razones que podían motivarlo a seguir adelante. Ahí es cuando se manifiesta la
angustia existencial, la cual condena a Gregor a su propio fin.
La angustia existencial es un
sentimiento que suele acompañar las crisis existenciales. Se caracteriza por la
ansiedad y el malestar que se produce cuando una persona se enfrenta a
cuestiones existenciales, como las relativas al sentido de la vida, los
valores, la soledad, la muerte y la libertad. Los seres humanos solemos
hacernos preguntas a nosotros mismos. Suelen surgir preguntas como: “¿Cuál es
mi propósito?” o “¿Es así como quiero vivir?”, y si no se encuentran respuestas
satisfactorias, se produce un conflicto intrapersonal que puede llevar a una
crisis existencial. Estas preguntas pueden surgir por distintos motivos, como cuando
comenzamos a transitar una nueva etapa de la vida, graduarse de la universidad,
cambiar de trabajo o jubilarse; la angustia existencial se puede experimentar
en cualquier etapa de la vida, pero sobre todo a partir de la adolescencia, ya
que es cuando los seres humanos comenzamos a tomar mayor conciencia de la vida
y la muerte y también sobre nuestra propia identidad o vocación. También,
cuando fallamos en satisfacer las necesidades sociales como el trabajo o las
relaciones familiares o nos enfrentamos al hecho de que la vida es finita. La
filosofía nos ayuda a hacernos este tipo de preguntas y plantearnos
pensamientos de este estilo, las cuales son muy importantes para sumar
conciencia a la vida, sin embargo, la filosofía, como muestra la historia, no
ha aportado respuestas definitivas, al menos por ahora, a algunos interrogantes
más frecuentes del corazón humano. Las respuestas a estas preguntas no son
inmediatas, ya que si lo fueran no existiría angustia alguna.
El orador y autor internacional Yehuda
Berg afirma que la angustia puede pasar por dos cosas, la decepción, estar
decepcionados de la vida, o la falta de autoestima, el no sentirse bien con uno
mismo y no valorarse. La angustia es un tema tan antiguo como el mundo, o al
menos como la existencia de los humanos, ya que desde el nacimiento aparece la
angustia. A lo largo de la historia, pueden haber evolucionado muchas cosas,
pero la angustia, al ser un malestar tan antiguo como la vida misma, sigue
teniendo las mismas razones que hace millones de años. Nos sentimos vacíos, sin
motivación, sin deseo. Esto lleva a la depresión como un estado en el que rige
la ausencia de voluntad e intención y la falta de ganas. No encontramos un
propósito, una razón de ser, una vocación. Vivimos más en el futuro o en el pasado, en vez de vivir en el presente. Pensamos
constantemente en lo que va a pasar o en qué haremos en lugar de ubicarnos
donde estamos ahora. Nuestras vidas pueden cambiar de un día al otro, como fue
el caso de Gregor, sin previo aviso.
Si existe la angustia, es porque hay un
conflicto, y si este está, entonces tenemos posibilidad de hacer algo, tanto
para resolverlo o modificarlo. Uno de los fundadores de la psicoterapia
existencial, el filósofo y psicólogo austriaco Viktor Frankl, describió tres factores,
la creatividad, la experiencia y la actitud, estos hacen que la vida de una
persona tenga sentido . A partir de estos, se desarrollaron recomendaciones
para quienes atraviesan una angustia existencial. Algunas son, no intentar
encontrar una solución definitiva, tal vez lo que hoy funcionó, en un futuro
carezca de sentido, y viceversa, pero debemos enfocarnos en el presente. Pero
además, aceptar aquello que escapa de
nuestro control y desde allí proyectar de qué manera continuar.
Por otro lado, encontrarle sentido a la vida, el cual a uno le hace sentir
pleno. El para qué estamos en este mundo y qué vinimos a hacer. También se
recomienda compartir nuestros sentimientos con las personas que queremos, ya
que estas pueden ayudarnos a resolver nuestros problemas, y si estas vivieron
una situación similar a la nuestra, pueden aconsejarnos más fácilmente.
En conclusión, la angustia existencial
puede sucederle a cualquiera de nosotros. Provocarnos preguntas, cuyas
soluciones pueden existir o no, pero debemos procurar mantenernos en el presente,
intentar estar acompañados, sentirnos bien con uno mismo y encontrar nuestro
propósito. Si bien no son tareas simples, no sabemos lo que puede pasar mañana
y como cambiarán las cosas, por lo que debemos intentar cumplirlas si no
queremos atravesar de una manera profunda la angustia existencial.
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