Reseña Crítica
Realizada con: Agustina Carrazzoni
Un clásico inmortal que llega al alma
La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares
De Agustina Carrazzoni – Just Agus Blogs y Guadalupe
Pereira – La Lupa de Lupe
El escritor argentino, Adolfo Bioy Casares, nació en
Buenos Aires, el 15 de septiembre de 1914 y falleció en la misma ciudad en
1999. Gracias a la buena posición económica de sus padres, recibió una
educación esmerada y se interesó, desde joven, por la literatura. En 1932
conoció a Jorge Luis Borges, con quien logró entablar una amistad personal
y literaria de por vida. Posteriormente, escribieron muchas obras en
colaboración, como es el caso de Seis
problemas para don Isidro Parodi. En la actualidad, muchas de las
creaciones de Adolfo son llevadas al cine, mientras que muchas otras se
traducen en numerosas lenguas. Bioy no solo se destaca a nivel nacional y universal,
sino que también es considerado el maestro del cuento y de la literatura
fantástica. Asimismo, su impecable construcción de los relatos y la claridad
del lenguaje son los rasgos más característicos de su narrativa. El escritor
comienza su carrera literaria al publicar la novela: La Invención de Morel en
1941, obteniendo así el Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos
Aires. En esta oportunidad, vamos a desarrollar acerca de esta famosa novela
con la que inició su vida literaria.
Es muy interesante como todo lo que el lector descubrirá
dentro de las páginas de esta novela, lo hará mediante los delirantes apuntes
del personaje principal en su diario. En esta obra, se nos habla de un fugitivo
de la justicia (del cual no conocemos el nombre) que escapa a una isla desierta
donde, se supone, existe una enfermedad mortal. Al cabo de unos días, el
prófugo nota la presencia de un grupo de personas, o como el los llama,
“intrusos”. Al principio, el protagonista se esconde de ellos, pensando que
venían a buscarlo. Un día, descubre la presencia de una hermosa mujer de aquel
grupo llamada Faustine, quien admiraba el atardecer todas las tardes. El
fugitivo hace todo lo posible por acercarse a ella, pero esta pareciera no
notarlo. Con el tiempo, los escenarios o las conversaciones de aquellos
establecidos en la isla parecen repetirse o ser iguales a situaciones
anteriores, lo que le resulta extraño al protagonista. ¿Será que estos intrusos
en la isla son ilusión suya? ¿Acaso contrajo la enfermedad que le habían
comentado? ¿Habrá algo que nuestro protagonista deba descubrir?
Consideramos que este relato cuenta con todos los
elementos para ser un clásico. Notamos como se ponen en juego elementos
literarios atractivos como la soledad, el amor obsesivo o la inmortalidad. Hace
presente una sensación de misterio desde el inicio y un final sorprendente, pero
ajustado a lo que es el libro. Además, creemos que las ideas que propone el
autor, las cuales llevan al texto a ser de ciencia ficción, eran avanzadas a la
época, dejando plasmada la gran capacidad del autor, tanto en la escritura como
en el elaboramiento de sus pensamientos. Sin duda alguna, las descripciones de
los personajes, escenarios y hechos favorecen y contribuyen al autor.
Esta historia es una reflexión constante sobre la vida,
la muerte, el alma, la inmortalidad, los avances científicos y sus
consecuencias... Conseguimos encontrar todo ello perfectamente logrado de tal
manera que disfrutemos de esta corta e intensa novela. No obstante, el relato se
puede tornar demasiado lento y pesado, hasta que comienzan los momentos de
realización por parte del protagonista y, por supuesto, de nosotros, los
lectores.
El lenguaje complejo hace que se dificulte la lectura y no provoca en el lector ansias de continuarla. Sin embargo, al haber sido un gran avance para la época, recomendamos que se den la oportunidad de leer este clásico de un gran escritor de nuestro país. Es por eso que Guadalupe le da tres claves de sol y Agustina le da tres cartas de amor.
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